Publicado en WomanTimes
“Yo me declaro una inmigrante del siglo 21.” Eso dijo Florencia Álamos, la experta en neurociencias, en su exposición para el Congreso Futuro 2024. “Vivo en una era que es bisagra, que está pasando por una revolución tecnológica…” Por definición, la palabra revolución significa acción y efecto de revolver o revolverse. Significa cambio e implica la llegada de algo nuevo.
Es miércoles 17 de enero, el tercer día de uno de los eventos de divulgación científica más grandes de Chile, donde exponentes de todo el mundo vienen a compartir sus conocimientos, ideas y predicciones acerca del futuro. El auditorio está repleto, y a pesar de ser una de las últimas expositoras del bloque de la mañana, Florencia Álamos captura la atención de su público en un instante. La académica comienza su charla hablando del bikini, una prenda que vistieron por primera vez las mujeres en 1946. Las reacciones fueron mixtas. Si bien la emoción inicial por esta novedad fue importante, el rechazo que generó fue aún más potente, especialmente en las generaciones mayores, porque se trataba de algo diferente y porque además mostraba el cuerpo femenino, lo cual desde la moral cristiana era algo inconcebible para la época.
Álamos nos cuenta esto porque hoy en día, la revolución tecnológica por la que estamos pasando también genera resistencia. Genera rechazo, aversión, y por sobre todo, miedo. Es un miedo que no deja de ser racional. Podemos pasar horas y horas detrás de una pantalla y esto sin duda trae consecuencias para nuestra salud. Pero tenerle miedo a algo que solo seguirá avanzando es inútil. Por lo mismo, Álamos propone aprender a utilizar la tecnología a nuestro favor, a enseñar y compartir el poder del conocimiento.
Florencia Álamos vivió su infancia en Valdivia, rodeada del verde característico de la naturaleza sureña. “Creo que eso despertó como una curiosidad intrínseca muy fuerte”, cuenta. El año 2005 entró a estudiar medicina en la Universidad de los Andes y el 2015 obtuvo su doctorado en Neurociencias. Para Álamos, siempre hay algo de valentía en estudiar este tipo de cosas. Sin embargo, a lo largo de su carrera profesional se ha cruzado con mucha gente que la alienta a seguir adelante. “Todos tenemos capacidades, pero también tenemos personas que confiaron en algún momento en nosotros. Te van ayudando a seguir y construir tu camino.”
El camino que Álamos construyó se fue enfocando cada vez más en lo que la ciencia podía hacer por las personas. “Yo creo mucho en la ciencia aplicada, creo que la ciencia tiene que salir de los laboratorios.” Así, la académica decidió fundar la organización Ciencia Impacta en 2021, con el objetivo de ser un puente entre el mundo científico y la comunidad.
Dentro de esta organización, la neuróloga ha desarrollado una variedad de proyectos de divulgación junto a su equipo. Las temáticas van variando. “Hoy día hay un proyecto que me gusta mucho, que tiene que ver con la salud mental. Yo creo que estamos viviendo una crisis de una envergadura impresionante.” Se trata de un libro para adolescentes titulado “A 4.270km”, sigue la historia de una youtuber llamada Lila, que se ve enfrentada a la depresión de su mejor amiga Caro.
Para Álamos, compartir el conocimiento con el resto de las personas es crucial. Desde su área, hace lo posible por democratizar la ciencia, para que sea algo a lo que todo el mundo pueda acceder. En ese sentido, lo que hace Congreso Futuro va por la misma línea. “Yo creo que este tipo de eventos es muy importante, porque son temas que están ocurriendo a un ritmo tan vertiginoso, que hoy día tenemos muchas preguntas, pero no tenemos todas las respuestas.”
Entrar en el mundo de la ciencia fue algo que a Álamos se dio de manera natural, en parte, por su increíble vocación, y también, por el apoyo que ha recibido de sus pares, especialmente de su madre. Sin embargo, hay muchas mujeres hoy en día que aún encuentran trabas a la hora de entrar a este rubro. Según un informe de ONU Mujeres, en 2020 solamente un 35% de las personas inscritas en programas académicos STEM fueron mujeres. En Chile, la cifra ese año llegó sólo al 30%.
Cuatro años después y gracias a un esfuerzo por parte de las universidades y del gobierno por aumentar estos cupos, la admisión de mujeres en carreras de ciencia y tecnología aumentó un 17%. Álamos mantiene una opinión muy fuerte frente a este tema. “Creo que hoy día estamos enfrentados a desafíos muy complejos y esos desafíos requieren de todos los talentos. Nosotras somos parte de ese equipo y en el fondo se nos está privando de una parte importante”, también agrega, “las mujeres traen perspectivas distintas, preguntas o explicaciones distintas a fenómenos comunes.”
Cuando ya faltan cinco minutos para las dos de la tarde, Florencia Álamos termina su charla con una reflexión: “Hoy día construimos un mundo que nosotros no sabemos habitar. Somos inmigrantes de él. Pero tenemos frente a nosotros a generaciones que son nativas, a niños y niñas que si les damos -y tenemos la responsabilidad de hacerlo- las herramientas indicadas, son ellos quienes nos enseñarán cómo habitar este mundo de cambio.”
Actualmente Florencia Álamos trabaja en el Centro Interdisciplinario de Neurociencia y Centro de Bioética de la PUC, sin dejar de lado su compromiso con el mundo social. Está involucrada en dos fundaciones, la Fundación Kiri, que se dedica a educación y salud mental en el espacio educativo y la Fundación Ciencia Impacta que se dedica a divulgar y democratizar el conocimiento. “Creo que es súper importante que hagamos un esfuerzo por estar conectados, por trabajar de forma articulada, creo que va a salir mejor ciencia y creo que Chile va a avanzar mucho más.”