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Columna: La niñez se celebra todos los días

11/08/2024

“¡Feliz No Cumpleaños!” es una frase del célebre libro Alicia en el país de las maravillas del matemático y escritor Charles Lutwidge Dodgson, más conocido bajo su pseudónimo de Lewis Carroll. En esta escena, los personajes celebran un “No Cumpleaños”, una festividad contracultural que reconoce lo especial de cada día, en lugar de esperar a una sola ocasión para celebrar nuestra existencia. Este concepto nos invita a reflexionar: ¿por qué no aplicar la misma lógica a los niños y niñas? Si nos unimos a la corriente de pensamiento de Carroll y decidimos celebrar la niñez de forma constante, no limitada a una sola fecha, ¿cómo podríamos hacerlo? ¿Qué regalo podríamos ofrecer que no caduque, que tenga un valor duradero y que trascienda el acto de dar?

 

Para abordar esta pregunta es útil recurrir a los hallazgos de “The Grant Study”, uno de los estudios longitudinales más extensos del mundo. Esta investigación, siguió a un grupo de hombres universitarios de Harvard por más de 80 años e identificó factores críticos para la felicidad. Sus resultados mostraron que las relaciones y los vínculos no solo protegen contra adversidades de la vida, sino que también retrasan el deterioro físico y mental. De hecho, son mejores predictores de una vida larga y feliz que la clase social, el coeficiente intelectual o la genética 

 

Así se hace evidente que el vínculo entre madre, padres, cuidadores y niños es el regalo más importante y perpetuo que se les puede ofrecer. Este lazo da seguridad, confianza, permite desarrollar una autoestima sana y la capacidad de enfrentar los desafíos de la vida. Sin embargo, en la agitada existencia moderna del siglo XXI el tiempo que podemos pasar con nuestros hijos suele ser limitado o menos del que quisiéramos. El tráfico despiadado, el metro agobiante, los bocinazos salvajes y el ritmo acelerado que se respira en las calles, nos van quitando las horas. Algunos han logrado romper con ese compás y viven libres, ligeros, con estilos de vida más saludables. Otros no pueden o no quieren. El problema es que muchas veces en esa negociación truncada con el tiempo aparece la frustración, el estrés o la culpa, alimentos peligrosos para nuestro bienestar y obstáculos en las relaciones con otros. Si bien es cierto que la cantidad de tiempo es relevante, también lo es la calidad. Si se utiliza bien ese tiempo puede ser transformador. Lo importante es desarrollar espacios que permitan interacciones significativas (conversaciones profundas, juegos compartidos, lectura en familia) y que lleven a la construcción de un apego seguro. De hecho, estas interacciones positivas, enriquecedoras y reiteradas promueven en los niños la secreción de oxitocina, una hormona clave en el apego parental (Feldman, 2012) y estimulan circuitos neuronales compartidos (niños – padres), potenciando su desarrollo cerebral (Cicchetti and Gunnar, 2008; Nguyen et al., 2021)

 

Por lo tanto, en este Día del Niño, y en cada uno de los “No-cumpleaños” que le siguen, recordemos que el mejor regalo no se encuentra en una tienda. Celebremos la existencia de cada niño y niña que nos rodea de forma permanente, construyendo y fortaleciendo vínculos que les permitirá crecer felices y seguros. Porque la verdadera magia no está en solo un 8 de agosto, sino en los pequeños gestos diarios que los hacen sentirse queridos todo el año.

 

Florencia Álamos Grau – Directora Ejecutiva Fundación Kiri

Antonia Echenique – Coordinadora de Formación Fundación Kiri